Mientras ocurría, esa alegría estaba siendo ya recordada por la memoria y soñada por el sueño. Ella no iba a terminarse nunca, y nosotros tampoco, porque somos todos mortales hasta el primero beso y el segundo vaso, y eso lo sabe cualquiera, por poco que sepa.
Eduardo Galeano, El libro de los abrazos.
Qué hermoso escrito, me encanta. Es lo que siento cada vez que me reúno con las personas que amo.
ResponderEliminarUn abrazo